Uno de los temas recurrentes en la producción bovina es el estancamiento de la actividad, en el sentido del rodeo que no crece a nivel nacional. Con algunas oscilaciones, se mantiene en el nivel de las 50 millones de cabezas, pero sin lograr el despegue definitivo.
En este punto, al momento de hallar las causas de este escenario, todas las miradas apuntan a variables productivas, como las bajas tasas de preñez y destete, por mencionar dos de las variables más recurrentes.
Directamente vinculado a este tema, hay un estancamiento en este sector en un aspecto clave: el financiamiento. Al momento de tomar créditos bancarios, la ganadería marca un escenario que presenta grandes diferencias y contrastes cuando se lo compara con la producción agrícola.
“En definitiva, esta escasez de instrumentos financieros con los que, en general, ha tenido que trabajar el sector a lo largo de los años termina reflejándose en el estancamiento en el que ha ingresado la actividad, tanto en términos de cantidad de cabezas en stock como de kilos de carne producidos”,advirtieron desde el mercado ganadero de Rosario (Rosgan).
Un dato que marcaron los rosarinos es que en los períodos en los que la producción ganadera recibió un mayor nivel de financiación, se redujo ligeramente el nivel de extracción de animales del stock nacional.
De todos modos, esta reducción nunca fue lo suficientemente significativa como para lograr una recomposición plena y posterior expansión del stock vacuno argentino.
En 2024, las empresas ganaderas duplicaron su endeudamiento en dólares con respecto a 2023, de acuerdo a una estimación del mercado ganadero de Rosario (Rosgan) y pasó de U$S 457 millones a U$S 852 millones.
Si bien el financiamiento creció un 86% en un año, se encuentra ligeramente por debajo del promedio de la serie medida por Rosgan, que comprende el lapso 2007-2024. El año pasado, el sector expandió su pasivo en U$S 395 millones.
Según esa estadística, el año que mayor endeudamiento registró el sector fue 2017, con U$S 1.406 millones, mientras que el menor nivel se registró en 2007, con un saldo final de U$S 378 millones.
Sobre el total adeudado a fines de 2024, el 22% corresponde a saldos de préstamos tomados en moneda extranjera -unos U$S 184 millones– mientras que los saldos restantes provienen de préstamos tomados en pesos que, convertidos al tipo de cambio de referencia, equivalen a unos USD 668 millones.
“En este último año, se observa una fuerte recuperación del crédito concertado en moneda extranjera, luego de tres a cuatro años de muy baja participación. Durante los años 2018 y 2019, el sector llegó a registrar un mayor nivel de endeudamiento en moneda extranjera que en moneda local alcanzando el 54% del total adeudado”, señalaron desde la entidad ganadera.
La mayor inversión requerida para iniciar un planteo productivo –más o menos intensivo- consiste en la compra de la hacienda, algo que, en la mayoría de los casos termina siendo financiada por otro productor, a través de los plazos comerciales que se otorgan al momento de la venta.
En la actividad agrícola la situación es diferente, donde el mismo ciclo anual de producción, sumado a un sistema de comercialización a plazo sumamente consolidado, le permite al productor conseguir un mayor fondeo externo. Este dinero no sólo proviene de entidades financieras sino también de los mismos proveedores de insumos y hasta de fabricantes de maquinaria, que otorgan plazos extensos.
Un dato a tener en cuenta es que si bien los ganaderos han podido trabajar apalancando gran parte de la compra de hacienda a través de esta autofinanciación, hay una realidad insoslayable: muchas veces cuando lo que se intenta es retener vientres o extender los ciclos de invernada o engorde, ni los plazos comerciales, ni los costos de esa financiación resultan adecuados para esos fines.
“En definitiva, esta escasez de instrumentos financieros con los que, en general, ha tenido que trabajar el sector a lo largo de los años termina reflejándose en el estancamiento en el que ha ingresado la actividad, tanto en términos de cantidad de cabezas en stock como de kilos de carne producidos”, resumieron.
Y concluyeron: “Sin embargo, parte de esta expansión de los pasivos ganaderos también puede estar orientada a financiar la retención de hacienda o, incluso, a nuevas explotaciones. Será este un punto a responder en los próximos meses, a la luz de los indicadores que termine reflejando la actividad”.
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